Todo atleta necesita tener ciertas condiciones físicas para poder triunfar en su disciplina, pero manejar lo que internamente hace diferencia, también cobra un alto grado de relevancia y es por esa razón que hoy quiero hablarles acerca de la forma como psicológicamente hay que manejarse, en este caso, enfocada al guardavalla.
Para que la competencia goce de buen nivel, es importante estar a la altura desde lo psicológico. Por eso, como entrenador, debemos trabajar en línea con el psicólogo deportivo, prestando especial atención a lo que esto significa. En cada sesión de entrenamiento, más allá de potenciar características de juego, es importante el fortalecimiento mental del atleta profesional, para siempre mantenerlo motivado y ofreciendo lo mejor de sí.
Hacer hincapié en la responsabilidad, solidaridad, sacrificios y motivación, nos hace fortalecer todavía más las cualidades naturales de un portero, incluso haciéndole saber la importancia de entender su rol y ser agresivo dentro de la cancha, «`estableciendo objetivos a cumplir tanto en corto como en largo plazo.
Que un guardavalla confíe plenamente en lo que puede hacer, contribuirá a que pueda comprender la soledad de su posición, haciendo que sea necesario entrenarlo de manera individual, sin dejar de enaltecer los valores colectivos que deben identificar a un equipo.
Ser partícipe del juego activa e inactivamente, con un profundo estado de vigilancia, garantiza que se deban tomar importantes decisiones en lapsos cortos. Por ello, estar siempre concentrado, es un aspecto fundamental que debe darle forma a la personalidad del profesional que custodia el arco.
¿Convivir con el error? Desde pequeños, debemos aprender técnicas que contribuyan a llevar esto de la mejor manera posible. Por eso, es clave manejar las visualizaciones, para regresar lo más rápido que se pueda al estado óptimo, después de haberse equivocado, porque lo más normal para un custodio del pórtico, es cometer errores y sentir culpabilidad en las derrotas.
Entrenar va más allá de preparar: es orientar con eficacia, sin necesidad de sobre estimular al portero, pero sí lograr desde el entrenamiento que gane en confianza, asumiendo el papel que lleva consigo desde el esfuerzo que diariamente realiza. Tengamos en cuenta que un profesional talentoso puede llegar lejos, pero si combina aquello con una mentalidad fuerte, no tendrá muchos rivales.
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